En el imaginario de mi generación y la anterior, la figura del taxista, llamado tachero en lunfardo, remite a una exitosa telenovela, Rolando Rivas, taxista.
Ya en este siglo, la situación económica nos invita a caminar, para poder comprarnos un libro con ese dinero ahorrado a costa de suelas, y en desmedro de un viaje en tacho.
Así camino por Corrientes, hasta Paraná, donde está el Kiosko de los poetas, el de Eloísa Cartonera.
Entre sus colorinches tapas leo el título “TACHERO DE MI VIDA”. Lo abro, el autor resulta ser Ernesto Camilli, y la memoria de inmediato me lleva a mi infancia, a mi escuela primaria, tercer grado, y el libro de lectura “EL SOL ALBAÑIL”, escrito precisamente por Don Ernesto. Valió la pena la caminata.
TACHERO… es la poesía reunida del Maestro Ernesto entre 2006 y 2010. De sus aventuras amorosas, reales o imaginarias no importa, con taxistas y otros caballeros. Amor entre hombres porteños, donde la sensualidad del tango culmina en la catrera compartida como final de la danza amorosa.
Les comparto uno de los poemas, y una foto prestada de facebook, de la presentación del opus del cuore.
SONETO PARA JUDAS
Mi tierno Judas tan vilipendiado
siento tu calentura y me desgarro
vos te amasaste con amor y barro
y bocinaste al fin por deshauciado.
Vos deseabas su cuerpo luminoso
para lamerlo como en celo
pero fue boleteado todo cielo
te negó sus caricias receloso.
Yo también al rechazo de mi amado
responderá con vino activo
y en un incendio todo el mal soñado.
porque si me negase el cuerpo esquivo
heriría de muerte su costado
para beberme sus humores vivos.
Hasta la próxima.
Lector invisible