Fueron tantas y tan hondas tus deshoras,
Hermano. Tan fuerte en tu inminente ausencia
que permaneces de pie aunque arrodillado,
honrado aunque deshonrado. Completo aunque mutilado.
Fueron tantos y tan hondos tus dolores,
Alelí. Tan marchita en tu inminente ausencia
que floreces volátil aunque rotunda,
elevada aunque mundana. Nunca amada aunque fecunda.
Fueron tantas y tan hondas tus palabras,
Libertad. Tan rebelde en tu inminente ausencia
que vuelas aunque encadenada,
gritas, te enciendes, mueres y renaces aunque violentada.
Son tantas y tan hondas nuestras penas,
Pueblo. Tan sumiso en la inminente ausencia
que te aquietas aunque el torbellino,
descansas aunque la injusticia. Me dueles aunque resistas.
Pueblo que crees aunque la mentira,
festejas aunque la pantalla. Nos dueles aunque persistas.
Son tantas y tan hondas nuestras luchas
Compañero, que somos fuego de una eterna presencia.
Ardemos aunque desaparecidos,
brotamos aunque resecos, vencemos aunque vencidos.
Cantamos aunque la nostalgia, soñamos aunque la muerte,
marchamos aunque la bronca, revivimos aunque el olvido.
Amamos aunque el odio, construimos aunque lo inerte.
Son tantas y tan ondas nuestras luchas, Compañero,
que seremos siempre fuego, aunque herido.
Texto Vera Súarez
Fotografía Damián Pagliano